Benidorm
El Servigroup Hoteles Benidorm viajaba bajo aviso a Alcobendas para afrontar la segunda ronda de la Copa del Rey de balonmano. Pese a la diferencia de categoría, el equipo local venía de dejar en la cuneta al Anaitasuna en la primera ronda y, por lo tanto, había dado muestras ya de su condición de ‘matagigantes’ de la competición.
Por lo tanto, y teniendo en cuenta el mal momento que está atravesando el equipo de Sergio Carballeira, se podía prever un encuentro igualado… pero lo visto en la cancha madrileña fue cualquier cosa menos eso. De hecho, en todo momento dio la sensación de que el equipo de categoría superior fuera el Alcobendas, que hizo lo que quiso y cuando quiso con un Servigroup Hoteles Benidorm que no sólo se vio superado en el marcador (36-28), sino que dejó una imagen que va mucho más allá de lo preocupante de cara a lo que está por venir en la Liga Asobal.
Nada de lo visto en Alcobendas invita a cualquier otra cosa que no sea el pesimismo más absoluto y lo peor de todo es que, si a las bajas se le une la aparente apatía que mostró buena parte del equipo (sobre todo en la primera parte) en el 40×20, el objetivo de la salvación se presenta ahora mismo casi como una quimera.
En ese sentido, las palabras de Sergio Carballeira, visiblemente molesto, reflejan de manera muy clara lo sucedido en Alcobendas: “no afrontamos el partido como se merecía. Entramos muy fríos. Sin alma, sin espíritu. Nos costó muchísimo ser un equipo, estar intensos e igualar las ganas que estaba poniendo Alcobendas” para concluir con lo más evidente y doloroso: “en la primera parte, tiramos la eliminatoria”.
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